Gendarme salteño obligaba a la mamá de sus hijos a quitarle las botas y lustrarlas con su boca
El trabajo con perspectiva de género de la fiscala de Violencia Familiar y de Género 2, Luján Sodero, permitió que la mujer narrara durante el juicio los distintos hechos de violencia a los que fue sometida. Un gendarme de 43 años fue condenado a dos años de prisión de ejecución en suspenso con reglas de conducta y la obligatoriedad de realizar tratamiento psicológico por el delito de coacción en perjuicio de su expareja.
La mujer había radicado una denuncia en 2017 y el acusado fue excluido del hogar. Luego, el hombre volvió a convivir con ella y los cuatro hijos del matrimonio pero, en 2021, la víctima debió efectuar una nueva denuncia. El trabajo con perspectiva de género de la fiscala de Violencia Familiar y de Género, Luján Sodero, permitió que la mujer narrara durante el juicio los distintos hechos de violencia a los que fue sometida por su expareja. De manera contundente, la víctima contó cómo era sometida a un control permanente, obligada a sacarle las botas y lustrarle los zapatos con su lengua y cómo era golpeada por el hombre con un cinto o le arrojaba agua para que se levante de la cama cuando él llegaba a la vivienda. Por todo ello, el juez de la Sala VI del Tribunal de Juicio, José Luis Riera y con perspectiva de género, condenó al hombre a dos años de prisión de ejecución en suspenso y la obligatoriedad de realizar tratamiento psicológico.