test

noviembre 24, 2024

FM SOL SALTA

Emisora de radio – Diario Digital

Un joven discapacitado pide ayuda para «Matar el hambre»

José es un joven que quiere trabajar, alimentarse y tomar sus remedios. Pero Profe lo ignora, no tiene tarjeta Alimentar y se dedica a hurgar la basura recorriendo barrios en una bici sin frenos y en ojotas.

José García Cari es un joven Cerrillano de 26 años con una discapacidad que no le impide trabajar ni luchar por sus derechos. José se hace oír, porque son muchas las inequidades que se plantean en la vida de los más vulnerables, agravadas en contexto de pandemia. En una bicicleta destartalada y vieja, a la que se le sale el asiento y que no tiene frenos, José sale todas las madrugadas desde Cerrillos y atraviesa el barrio Congreso Nacional por la circunvalación oeste, toma la recta de Cánepa y recorre los barrios de la zona sur de la ciudad hurgando la basura, intentando rescatar lo que otros desechan para acondicionarlo y venderlo «en la feria», según contó, para hacerse de unos pesos que le permitan llenar la panza. «Paso hambre», confesó.

El joven, sagaz, educado, dijo que la pensión por discapacidad que recibe de doce mil pesos no le alcanza para vivir porque tiene que pagar los remedios, entre ellos un anticonvulsivante sin el cual prácticamente no puede vivir. «Gasto diez mil pesos por mes de mi pensión en remedios porque Profe no me da nada hace cinco meses, aunque lo mismo me descuenta mil por mes de la pensión. Apenas me quedan dos mil pesos para comer y eso no alcanza, por eso salgo a basurear por los barrios de Salta en la madrugada. Salgo a las 12 de la noche y vuelvo a las 4 de la mañana, a las 5 estoy llegando a la casa», contó el joven que arriesga su vida por un pedazo de pan, ya que por las condiciones de su bicicleta, que no tiene frenos, se ve obligado a frenar con las chancletas, calzado que usa en pleno invierno, además, están literalmente atadas con alambre.

El joven José necesita que Profe le entregue sus remedios en tiempo y forma; necesita que la Municipalidad de Cerrillos le entregue alimentos; necesita una bicicleta con frenos, una pala, unos guantes de cuero, zapatillas o borcegos número 40 o 41, además de ropa y alimentos. En realidad todo suma, nada le sobra y se lo merece mucho. Fue enérgico el reclamo que José le hizo a la obra social Profe: «Me pelotean, me dicen que tengo que llevar la receta, cuando voy me dicen que no atienden, que vuelva después o que algo está mal. Así que yo quiero que se cumplan mis derechos a los remedios y que me devuelvan la plata de todos estos cinco meses que me descontaron y no tuve ni un beneficio». Reclamó además: «Yo tengo que trabajar así de duro para comer porque aunque soy discapacitado no tengo la tarjeta Alimentar. No nos merecemos nosotros eso. Es para madres y menores nomás, pero yo tengo que comer. Fui a pedir bolsón de alimentos en la Municipalidad de Cerrillos y la encargada, Magui Vega, no me quiere dar porque dice que yo cobro pensión. Yo les pido que me den, lo necesito. Estoy a sopa, mate y fritura nomás».

Por toda la asimetría que plantea la pobreza estructural, José, además de «basurear» por los barrios, saca tierra del cerro y la vende para los jardines en Cerrillos. Lo hace con sus propias manos, sin herramientas. «Sacar tierra también es mi trabajo, por eso tengo hongos debajo de las uñas», dijo mientras mostraba sus manos de hombre digno, trabajador, del que muchos deberían aprender. Depués de conocer la historia de José, que se autoabastece con enorme esfuerzo, serán muchos los salteños solidarios que querrán colaborar con él para que su vida sea un poco más sencilla.- Para contactarlo llamar al 387 5712982.